Todos sabemos que en este como
en otros países, los medios tienen dueños y a su vez los dueños tienen
intereses; entonces ¿cómo hacer para que la información que anuncia el medio no
se vea intermediada por los intereses de sus dueños?
Evidentemente la radio y la
televisión son negocios, pero esto no es motivo para olvidar que los medios
también tienen la responsabilidad de informar y forjar la opinión publica. Los
noticieros, cruciales para esta tarea, se han convertido en shows mediáticos
donde el contenido principal son la sangre, el dolor y la vida de los
famosos, es esto lo que mantiene el
negocio, pero ¿Donde queda la
información y el análisis sobre las distintas situaciones que se viven en el
país?
Es aquí donde tiene un papel
crucial la libertad de expresión, que para muchos es la excusa usada por los
dueños de los medios para alcanzar sus fines lucrativos, un juego de todo vale, un derecho, que les permite
transmitir contenidos y programas según sus intereses.
Al parecer lo único que nos
queda a los consumidores es exigir la transparencia de los noticieros, o de la
información en general que se produzca en la televisión; los canales deberían
advertirnos sobre los intereses que se mueven al interior del canal, porque la
ciudadanía cree en la televisión y construyen su opinión a partir de lo que en
ella ven.
Al otro lado de la moneda
sucede lo que mencionó Germán Yances, matoneo
periodístico refiriéndose a los noticieros que dedican varios días y hasta
semanas a hablar, discutir, opinar de la misma persona o tema, pero esto sin
más argumentos, sino simple y llana mente como cortina de humo para tapar algún
hecho trascendental que no les conviene sea revelado o por falta de una agenda
seria y comprometida con la verdad.
En Colombia, este es el programa de todos los días y ante esta
situación unos piden que los medios y junto con ellos la libertad de expresión,
sean controlados por el Estado mientras que otros abogan por la autorregulación
y autocensura.
Es utópico pensar que en este
país la información transmitida por los medios no se vea afectada por los
intereses de los dueños. Los grandes empresarios no invertirían tiempo y dinero
en ellos si no les generaran ganancias lucrativas.
Sin embargo, esta en el
periodista y en su formación integral ofrecer lo mas completa posible la
información, que le permite el medio. Hacer un trabajo mucho más creativo; fabricar pistas, dejar migajas de pan a los
consumidores de medios para que estos puedan tener idea de lo que en realidad
acontece.
Por otra parte, Humberto Sierra advierte que la televisión es un mecanismo para “concretar derechos
fundamentales” sin embargo es esta misma televisión la que viola el artículo 20
establecido de la constitución colombiana “derecho a recibir información veraz e imparcial”
Sierra en su posición de
abogado, también advierte el derecho que como televidentes tenemos a
informarnos con previo aviso sobre los cambios aplicados en los canales como por
ejemplo los cambios de horarios asignados a un programa.
Sin embargo, este tipo de
hechos no se ven en la televisión colombiana, ya que los televidentes somos
vistos como consumidores mas no como personas, y la televisión no es más que un
instrumento de comercio para obtener riquezas y generar utilidades.
Mientras esperamos que lo
anterior se de en el país, es necesario que nuestros medios de
comunicación adquieran la conciencia
necesaria para autorregularse en sus contenidos y así crear televidentes
activos en opinión publica crítica. Del
mismo modo los televidentes deben sospechar, en el buen sentido, de la
información que se les ofrece y buscar otras fuentes, haciendo uso del internet
y otros medios que los acerquen aún más
la verdad.
Invitados: German Yances Peña, Humberto Sierra,
Alfredo Sabbagh (moderador)